-hoy san
Josemaría Escrivá-
Luis Carandell
«¿Te imaginas
que yo entre en una iglesia y me encuentre a este señor en los altares?- me
decía una ex numeraria española del Opus Dei a quien durante años le tocó
sufrir el carácter de monseñor. Los 20.000 folios de su causa de beatificación
han dado un retrato de José María Escrivá de Balaguer que ha llevado a la Iglesia a hacerle beato.
Pero éste no es el único retrato que existe del fundador del Opus Dei. De ahí
que, al menos en España, el país donde monseñor nació y donde se originó la Obra , sean muchos los que
ponen en entredicho la oportunidad de su beatificación.
Cuando el
Gobierno español allá por los años 60 concedió a monseñor Escrivá de Balaguer la Gran Cruz de Carlos III,
sus “hijos” de España mandaron labrar en oro la condecoración que debía imponérsele.
El fundador la devolvió con cajas destempladas, exigiendo que la Gran Cruz fuese de
brillantes.
Hay
innumerables anécdotas que revelan la desmedida pasión que el hoy beato tuvo
por las riquezas de este mundo. Las casas del Opus Dei -y sobre todo la sede
central de la calle Bruno Buozzi 73-75, donde él vivía- están llenas de
valiosas antigüedades.
Monseñor se
encaprichaba con los objetos de precio que encontraba a lo largo de sus viajes,
y los socios del Opus Dei no tenían más remedio que regalárselos. En una
ocasión, en Sevilla se enamoró de un biombo de estilo que le pusieron para
adornar el comedor. Su propietaria, una supernumeraria de familia noble, no
pudo regalárselo porque formaba parte del patrimonio familiar, y tuvo que dar
un millón de pesetas para que se hiciese una copia exacta del biombo.
También
cuentan que José María Escrivá mandó poner un suelo de ónix en una dependencia
de la casa donde residía, y decía al mostrárselo a los visitantes: «Esto es de
lo que las señoras ricas se hacen los anillos».
Otra anécdota:
en la fiesta del día de Reyes, sus “hijos” le mandaban poner en el roscón, en
lugar de las clásicas figuritas de la suerte, monedas de oro de Carlos III -las
llamadas «peluconas»- sabedoras de la enorme satisfacción que le proporcionaba
encontrarlas…
Incluso en los
años 40, cuando el Opus Dei tenía poco dinero y se veía obligado a hacer
economías en la comida de los socios numerarios, Escrivá exigía tener a su
disposición un lujoso coche, «igual o mayor que el de los ministros». Su pasión
por el lujo y la riqueza sólo tenía parangón en su avidez por acumular títulos,
honores y dignidades.
En 1941
solicitó y obtuvo dar mayor lustre a su primer apellido añadiéndole el
gentilicio «de Balaguer» por el nombre del pueblo leridano del que procedía su
familia. En 1968 consiguió el título de marqués de Peralta. Es el único
sacerdote católico de toda la historia de la Iglesia que solicitó un título nobiliario. Los
que lo tenían renunciaron a él al ordenarse. Aseguró que lo hizo para complacer
a su hermano Santiago que quería ser marqués, pero la verdad es que tardó sus
buenos años en cederle el título.
Cuando
monseñor venía a España -y es de suponer que lo mismo sucedía en otros países-
el consiliario tenía que acudir con un numeroso séquito a la frontera para
recibirle como se hacía antiguamente con los jefes de Estado.
Acumuló
durante su vida una larga relación de dignidades, condecoraciones y pomposos
títulos que la diligencia e influencia de sus hijos le proporcionaban. Cuando
miembros del Opus Dei entraron a formar parte del Gobierno español en la era
franquista, monseñor exclamó, según testigos presenciales: «¡Nos han hecho
ministros!»
Pero él
aspiraba a un título aún mayor. Había convencido a sus hijos de que era un
santo en vida, y de que Dios le había elegido como instrumento («aun siendo yo
un gran pecador» recalcaba) para la salvación del mundo. «Papas y cardenales
hay muchos -solía decir- pero fundador del Opus Dei, sólo hay uno».
Testigos hay
de que criticaba a Pío XII, se reía de Juan XXIII y de que llegó a decir de
Pablo VI «dudo de su salvación», sin dejar jamás de profesar al mismo tiempo
públicos testimonios de amor y devoción por la figura del Papa.
Su fama de
santidad de la que él consiguió imbuir a sus hijos ha pasado ahora a la Iglesia , gracias a la inmensa
capacidad de movilización del Opus Dei en un papado propicio. Su causa de
beatificación es un panegírico de 20.000 folios en el que tienen muy escaso
papel los testimonios críticos de innumerables personas que conocieron la otra
cara del beato José María Escrivá de Balaguer, su pasión por las riquezas y
honores, su mal carácter, sus arranques de cólera (la «santa cólera» de que él
hablaba) cuando se le contradecía, sus procedimientos (la «santa desvergüenza»)
o la persecución de que hacía objeto a los que abandonaban la Obra.
Viéndole ahora
en los altares, muchos de los que conocen el otro retrato del beato dirán, y
nunca mejor dicho: «iCuán inescrutables son los caminos del Señor!»
(Cambio 16,
marzo 1992)
Cuando la
causa de beatificación de Escrivá de Balaguer se encuentra ya prácticamente
ultimada a la espera de la definitiva declaración del Papa, un sobrino del
fundador del Opus Dei afirma que el llamado "pecado de los ángeles" -la
soberbia- era uno de los defectos más acusados de su tío José María. Carlos
Albás Mínguez, de 57 años, padre de cuatro hijos, abogado, técnico en
publicidad y comunicación, cuestiona el proceso de beatificación de Escrivá de
Balaguer en la medida en que considera que “no se ha respetado el derecho que a
su juicio le asiste como a otros familiares de testificar en la causa”.
El 31 de mayo
pasado, Carlos Albás, hijo de un primo hermano del fundador del Opus Dei,
comunicó personalmente en el Arzobispado de Madrid-Alcalá su deseo de declarar
ante la Congregación
de la Causa de
los Santos, el organismo vaticano que instruye los expedientes de
beatificación. Doce días más tarde y ante la falta de respuesta a su solicitud,
el sobrino de Escrivá de Balaguer remitió al papa Juan Pablo II un escrito en
el que tras dejar constancia de su extrañeza por no haber sido llamado como
testigo pese al parentesco y la convivencia que mantuvo con su tío, relata sus
encuentros con el fundador del Opus Dei.
En realidad,
los procesos para la recogida de testimonios jurados y pruebas sobre la vida y
las supuestas virtudes de José María Escrivá de Balaguer y Albás finalizaron
formalmente en Madrid el 26 de junio de 1984 y el 8 de noviembre de 1986 en
Roma. Con todo, citando a especialistas en derecho canónico no vinculados al
Opus Dei, Carlos Albás señala que el proceso de beatificación
"desarrollado con una extraña celeridad, puede estar viciado por la
ausencia de los testimonios de una serie de parientes cuyas declaraciones
debían haber sido recabadas incluso de oficio".
En el texto
remitido al Papa en su “creencia de cumplir con un doloroso deber de conciencia
y con el convencimiento de que en cualquier caso siempre se hará la santa
voluntad de Dios", el sobrino de Escrivá de Balaguer da cuenta de las
discusiones, enfrentamientos y rupturas que produjo en el seno de su familia la
decisión de don José María de cambiar sus apellidos Escrivá Albás por los de
Escrivá de Balaguer.
"Cuando
mi tío sacó el título de marqués de Peralta", indica Carlos Albás en la
carta enviada al Papa, "ya fue un verdadero escándalo que ninguno
entendimos, aun cuando exteriormente defendíamos la versión que nos habían dado
los miembros de la Obra.
Nunca supimos si el título venía de la rama de Balaguer o de
Albás, y mi tío José María jamás nos dio la mínima explicación de por qué se
había sacado el título de marqués de Peralta ni el de barón de San Vicente a su
hermano Santiago".
Simpatizante
declarado del Opus Dei hasta hace seis años, el sobrino de Escrivá considera
que su tío nunca perdonó a los Albás el que -en su opinión- no hubieran ayudado
suficientemente a sus padres en momentos económicos dificiles. En las
biografías oficiales elaboradas por el Opus Del o se ignora o se habla mal de
los Albás, salvo en el caso, naturalmente, de la madre de mi tío".
"Nosotros"
-añade Albás- "nunca nos hemos considerado descendientes de ningún título
de sangre azul. Mi abuelo era fabricante de chocolate, mi bisabuelo criaba
ganado y nuestros antepasados eran campesinos". Albás dice recordar que
cuando se adjudicó el título de marqués de Peralta al fundador del Opus De¡, él
y su padre bromeaban sobre tal afán de distinción sin ánimo de ofender:
"Marqués de Peralta, una mierda así de alta".
A su juicio,
José María Escrivá de Balaguer era una persona dual en sus hábitos, con
demostrada capacidad de arrastre pero también un hombre seco, soberbio y
distante. "Siempre me pareció, como lo reflejo en la carta que he escrito
al su Santidad, que su forma de tratarnos mostraba excesivo orgullo y falta de
cariño".
A la pregunta
de por qué ha tardado todos estos años en decidirse a exponer su opinión,
Carlos Albás responde que buena parte de su familia era y todavía es miembros
del Opus Dei. "Yo también era un forofo de la Obra , pero cuando tras
haberme arruinado tuve problemas, mi mujer, supernumeraria, decidió separarse,
siguiendo el consejo de otros miembros del Opus. Me encontré en la más absoluta
soledad y condenado de por vida porque ellos creen firmemente que nunca se
equivocan, que están siempre en posesión de la verdad. Las puertas de mis
famillares y amigos del Opus se cerraron para mí, incluida la del actual
prelado de la Obra ,
monseñor Álvaro Portillo".
"Cuando
uno está solo", continúa Albás, "empieza a leer y a reflexionar. Yo
que conozco muy bien todas las obras del Opus empezando por Camino empecé a
leer libros más críticos. Después me puse en contacto con otros ex numerarios o
supernumerarios del Opus y comprendí algunas cosas".
Carlos Albás
niega que su iniciativa responda al resentimiento o al ánimo de venganza.
"Si así fuera, hubiera tomado esta decisión hace años y no al final de un
largo proceso de meditación que me ha llevado a modificar sustancialmente mi
pensamiento sobre el Opus Dei. ¿Insiste usted en saber qué es lo que finalmente
me impulsó? Se lo voy a decir también: el actual prelado me dijo que no podía
hacer nada cuando le pedí que intercediera para facilitar el acercamiento con
aquellos de mis hijos que no me hablan. Usted debe saber que la disciplina es
la regla fundamental en el Opus Dei".
José María
Escrivá nació en España en 1902, en una familia pobrísima. Entró a la
preparación para el sacerdocio cuando en España, la gente de poblados menores
como el suyo, encontraba el sacerdocio como la única posibilidad para la
formación profesional. Sus contemporáneos lo recuerdan como una persona poco
dotada. Uno de ellos, Manuel Mindán, lo calificaría como ‘hombre oscuro,
introvertido y con notable falta de agudeza… No me explico cómo un hombre de
tan pocas luces pudo haber llegado tan lejos.’ Pues bien, quien lo hizo llegar
tan lejos fue la dictadura de Franco. La historia nos demuestra que los
dictadores han promovido locos, criminales o delincuentes siempre que se
sometan a sus objetivos, y que han perseguido a las mentes más brillantes por
no comulgar con su abuso.
Escrivá fue
conocido en vida por su carácter irascible y su vulgar personalidad. Siendo ya
religioso, se evidencia su personalidad patológica con frases como ‘ahorcaría
al último obispo con sus propias tripas’, comentario que es común en
psicópatas.
Otro rasgo
personal del futuro santo: la mentira mitomaníaca y el fraude. Siendo su
familia muy pobre, la mantuvo con su sueldo en un apartamento modesto. Cuando
éste fue destruido por la guerra civil, difundió la historia de que vivió en un
‘noble palacio’. Su complejo de miserable fue más allá, y cuando ya era
religioso solicitó en 1968 el título nobiliario de Marqués de Peralta,
demostración de su megalomanía o delirio de grandeza. Esto, que sería ridículo
en una persona común, es imperdonable en un religioso. Sin embargo, Escrivá
trataba de impresionar usando cilicio hasta sangrar, lo que denota otro rasgo
de anormalidad. Durante su vida apoyó a la dictadura de Franco y admiró a
Hitler. Una frase suya: ‘Hitler contra los judíos, Hitler contra los eslavos,
esto significa Hitler contra el comunismo’. Escrivá amaba la violencia de la
guerra, así dijo: ‘¡La guerra! La guerra tiene finalidad sobrenatural… Pero
tendremos al final que amarla, como el religioso debe amar sus disciplinas.’
(Camino, máxima 311)
Camino es obra
suya, una mezcla de copias de diferentes corrientes, como la jesuita y la
masonería, que no aporta originalidad sino en cuanto a su vileza. Poseía una
mente enferma y una personalidad codiciosa, vulgar, soberbia y perversa.
Increíblemente,
por influencia del Opus Dei en el Vaticano, fue beatificado. Siendo requisito
para la beatificación una vida ejemplar, virtudes, etc., resulta obvio que el
proceso se trató de un fraude más del Opus Dei. Hay muchos expedientes de beatificación
de personajes de vida verdaderamente ejemplar y honorable que han quedado
siglos (hasta hoy) sin pasar a la beatificación, por ejemplo María de Jesús
Agreda (siglo XVI) o Hildegarde von Bingen (siglo XIII), ambas religiosas que
llevaron vida santa, dedicadas casi toda su existencia a su ministerio y
autoras de bellísimos y espirituales escritos; la Bingen poseía los dones de
profecía y curación y en vida llegó a curar a ciegos, inclusive. Sobre Agreda
hubo una objeción a su proceso porque dijo que sería un pecado oponerse a su
obra ‘La Ciudad Mística
de Dios’. Sin embargo, es cierto que es pecado oponerse a las obras que elevan
el espíritu. Entonces, ¿no debían haber sido cuestionadas las monstruosidades
que dijo Escrivá?
El costo de estos
procesos es altísimo, pero por la cantidad de dinero que maneja el Opus Dei eso
no fue problema para ellos. El supuesto milagro de curación de Escrivá después
de su muerte (en el proceso) es otro fraude, producto de la mala calidad de
médicos españoles. Ningún católico en su sano juicio podrá creer que semejante
monstruo es capaz de producir milagros. Estos son los siguientes fraudes que
preparan: la beatificación de Montse Gratses, de Miguel Díaz del Corral y de
Isidoro Zorzano Ledesma, católicos comunes y corrientes como cualquier otro. ¡El
Opus Dei ha copado la oficina de canonización del Vaticano! Necesitan
desesperadamente fabricar santos.
De acuerdo con
una biografía escrita por Peter Beglar (la cual tiene un Imprimatur y un Nihil
Obstat del Arzobispado de N. York), Escrivá estuvo internado como paciente
psiquiátrico por cinco meses en un manicomio para escapar de la persecusión
durante la guerra civil. Mientras tanto sus cinco primeros discípulos
permanecieron escondidos en diversos lugares, y todos ellos corrían el riesgo de
ser apresados. Siendo el Opus De (OD) una secta que practica los fraudes,
podemos suponer que explicaron esto de esa forma, porque aceptar la locura de
Escrivá es vergonzoso para ellos. Es perfectamente lógico suponer que Escrivá
necesitó permanecer en el hospital para tratar su enfermedad mental.
Si lo que sus
biógrafos dicen es cierto, podemos preguntarnos: 1) ¿Cómo pudieron sobrevivir
sus discípulos la persecución en otros lugares, sin recurrir a esconderse en un
manicomio? 2) Si Escrivá decía que era como un padre para sus discípulos, ¿por
qué no pidió a su supuesto amigo el director de la clínica que acogiera también
a sus discípulos? Siendo mentirosos los mandos del OD, deberíamos también dudar
de esa historia.
Por otro lado,
sus escritos, palabras y comportamiento son evidencia de que el tratamiento
psiquiátrico de Escrivá no fue completamente exitoso: pudieron manejar de
alguna manera un episodio incontrolable que lo condujo a la clínica
psiquiátrica, pero su insania continuó hasta su muerte.
Sobre su
desequilibrio mental, podemos recordar algunas cosas, de acuerdo con sus
biógrafos oficiales:
—En 1928 dijo
que ‘Dios se dignó iluminarlo y tuvo una visión mística sobre el OD y lo que el
Señor quería de ‘la obra’ a través de los siglos, hasta el final de los
tiempos’ (en realidad tuvo alucinaciones o creó una fantasía para parecer
grande) Es común en los locos creer que tienen una misión mundial salvífica.
—Escrivá
siempre dijo que el verdadero fundador del Opus Dei es Dios mismo, y que tiene
un carácter universal…
-Máx. 863
‘…hijos, cuando son sinceros… serán omnipotentes…’
-En un
artículo dijo que mientras estaba en un bus: ‘…sentí el obrar de Dios en mí, en
mi corazón y en mis labios, y con una fuerza arrolladora desarrollé el suave
grito ‘Abba, Padre…’ Es común en los insanos decir que de pronto sienten una
fuerza avasalladora.
EL OPUS DEI
Durante sus
primeros años se desenvolvieron en un fraude jurídico, en contubernio con la
dictadura franquista. Su afianzamiento se debió a la adulación desembozada al
dictador y a la coyuntura de la época: el Opus Dei buscaba ocupar posiciones en
las principales universidades españolas. Durante la Guerra Civil , muchos de los
profesores y catedráticos de estas fueron ejecutados y otros partieron al
exilio. La situación fue tan grave que no podían seguir funcionando estas
universidades. Esto fue aprovechado por Escrivá, que ya había reclutado dentro
del Opus Dei a profesores mediocres o incompetentes de universidades de
provincia con los cuales copó las vacantes de las principales universidades.
Después
consiguió de Franco un presupuesto privilegiado para los centros de enseñanza
controlados por el Opus Dei y todo el sector educación, que por su poderosa
influencia política manejó a su antojo. En lugar de seleccionarse a los mejores
catedráticos, se prefirió a miembros del Opus Dei. Esto fue la desgracia de la
ciencia en España, que en la segunda mitad del siglo XX no produjo ningún
científico notable, no obstante haber canalizado todos sus esfuerzos a la
educación de la burguesía.
Sin embargo,
el Opus Dei se preocupó en fabricar falsas famas a sujetos mediocres. ¡Hasta
hoy, en España, personas incompetentes pueden optar por un título de doctor en
ciencias! Dejaron en la ignorancia o semiignorancia a las clases necesitadas
por temor a que pudieran constituirse en una clase pensante y cuestionante.
Cuando surgían grupos de educandos que componían coplas rechazando el
favoritismo del Opus Dei a sus miembros, esta secta respondía con violencia y
destrozos. Además de la educación, el Opus Dei se infiltró y parasitó en todo
el inmenso aparato burocrático del estado español en los puestos clave. Han
constituido un imperio económico gracias a los favores recibidos durante las casi
cuatro largas décadas de la dictadura franquista, donde se enquistaron en el
poder y llegaron a constituir gabinetes ministeriales íntegros de miembros Opus
Dei o simpatizantes, que dictaron leyes para favorecer económicamente a los
intereses de sus miembros.
Mediante una
mafia tecnocrática que ocupó los puestos mejor pagados de España, el Opus creó
nuevos puestos inútiles para sus seguidores, suculentamente pagados. Sus
miembros se han visto implicados en corrupción, malversación y prácticas inmorales.
Escrivá ha
diseñado la estructura del Opus Dei copiando a los jesuitas en su organización,
pero mezclando el carácter de logia secreta de los masones más un ingrediente
totalitario. En cuanto a su fondo, es católico fundamentalista, y desgraciadamente
ha absorbido lo más oscuro del catolicismo ultramontano al que le ha añadido un
tinte político fascista. Por eso prosperaron en la dictadura de Franco, con
Pinochet, con Videla, y en Perú tuvieron gran influencia con la dictadura
fujimori-montesinista encabezados por el cardenal Cipriani. La característica “secreta”
les hace negar ante los demás su ideología totalitaria, que sólo lo revelan a
medida que el reclutado avanza en la orden.
Al Opus Dei lo
caracterizan:
– La
deshonestidad de sus altos mandos. Actualmente el Opus Dei maneja intereses
económicos gigantescos. Su sede en N. York está avaluada en 42 millones de
dólares.
– En sus
inicios, sus bases de operaciones sirvieron para el reclutamiento de la
organización fascista ‘Joven Europa’, dirigida por militantes nazis y con vinculaciones
con el fascismo italiano y español.
– El
reclutamiento subrepticio y deshonesto. Al potencial miembro no le dicen que
son Opus Dei hasta que lo creen totalmente convencido. Esto no lo practica
ninguna orden católica, en las cuales todas las reglas son claras y limpias.
Cuidado,
padres: a los menores les inducen a firmar un documento de adhesión y les dicen
que oculten esto a sus padres. Esta secta rompe el lazo de confianza y
comunicación entre padres e hijos. La sociedad debe tomar conciencia de este grave
hecho. Por supuesto, de este procedimiento no dejan constancia por escrito, utilizan
el secreto de logia, para no comprometerse.
– El desprecio
por la mujer o misoginia. Para Escrivá las mujeres son inferiores y
despreciables, y de ellas dijo: ‘deberían ser como una alfombra donde la gente
puede pisar’. Se les considera seres que no deben ilustrarse, según la máxima
946 de Camino: ‘…a ellas no les hace falta que sean sabias: basta con que sean
discretas…’
– Atención,
discapacitados: para el Opus Dei las personas con cualquier defecto físico son
inferiores y nunca llegarán a ser miembros numerarios. El sucesor de Escrivá,
Echevarría, dijo que nacen discapacitados debido a prácticas sexuales
pecaminosas de los padres…
– Practican el
lavado de cerebro en forma tal que el miembro no conoce el límite entre el
delito, la ética y la moral.
–La reacción
irracional contra los valores del mundo moderno. Usualmente el Opus Dei tilda
de “marxistas” a quienes hablan de justicia social o de derechos humanos (pobre
San Martín de Porres, patrón de la justicia social en América)
– Intolerancia
ciega a otros credos. La reina Isabel (cabeza de la iglesia anglicana) es
tildada de ‘demonio’. Desprecian a otras órdenes, aun a las católicas, y las
atropellan groseramente.
– El abuso de
la información. Los reclutadores son obligados a escribir reportes individuales
sobre cada miembro para ser alcanzados a sus superiores (todo un trabajo de
inteligencia) En cada país siempre hay miembros del Opus pertenecientes a los
servicios de inteligencia, prestos a realizar siniestras actividades como enseñanza
de Escrivá.
– La
deshumanización que les hace ver como ‘enemigo’ a todo aquel que se opone a sus
ideas, considerándolos seres inferiores o fuerza subhumana. Esto puede ser una
justificación para su erradicación. Así pensaban Hitler y los nazis. Escrivá
enseña “a quitarse el corazón, los sentidos y emociones”, máximas 166, 181,
188, lo cual prueba que Escrivá era un psicópata, pues un psicópata desdeña
todo sentimiento con tal de satisfacer sus apetitos. Estas enseñanzas pueden
producir gente tan despiadada como los nazis.
Máxima de
Escrivá Nº 367: se les enseña a sus miembros que son bellos e inteligentes, y
deben mirar a los demás como inferiores o animales. Se les enseña a trabajar
secretamente a las espaldas de los demás, Máx. 643. Su meta es copar cargos, y
ser un movimiento con dominio mundial.
– Enseñar que
los sacerdotes de la Obra
son “seres superiores a los demás”. Practican un culto irracional a la persona
de Escrivá.
– Mutilan el
valor de la fraternidad, considerándose posible sólo entre miembros del Opus
Dei. Estas ideas son peligrosísimas, muere el amor al prójimo. Los demás sólo
son vistos como potenciales miembros, como enemigos, o aún como demonios.
– Practicanel
fraude, fabrican falsas famas de sus miembros, pues su aparato de propaganda
recibe instrucciones de promover a sus miembros. Escrivá les enseña a luchar
por un cargo de dirección aunque sean necios: Máx. 352: ‘Corrígete, por favor.
Necio y todo, puedes llegar a ocupar cargos de dirección…’. Se convierten en
individuos sinvergüenzas aferrados a altos cargos, hasta que los tienen que
remover porque no tienen la decencia de reconocer sus limitaciones.
– Una vez que
un miembro llega a un cierto nivel firma un documento donde señala que el Opus
Dei será el heredero de sus bienes.
– Practican el
delito de violación de correspondencia, penado por la ley. En los grupos que
llevan vida común, los miembros no tienen derecho a la intimidad: el director
abre todas las cartas que salen o entran.
– Practican
una división de clases al estilo de castas de la India , donde los pobres son
los despreciables apestados y se evita su contacto con los miembros pudientes.
Cuando reclutan mujeres pobres, se sirven de ellas como empleadas domésticas.
– El miembro
del Opus Dei aprende poco de ética y moral, pero se pone énfasis en signos
exteriores como el castigo corporal: es obligatoria la flagelación en las
nalgas (deben culminar diciendo la frase de Escrivá: ‘¡Tu mayor enemigo eres tú
mismo, bendito sea el dolor!), el cilicio, el ayuno, en ocasiones dormir en el
suelo. Si bien es cierto que ha habido santos que han practicado la penitencia
corporal, cuando no existe ética ni moral, ¿de qué sirve la flagelación o
cualquier rasgo externo? ¿Podría impresionar espiritualmente un Hitler o un
Montesinos flagelándose?
– A los
miembros se les recomienda no hablar a sus familias de sus propósitos de
pertenecer al Opus Dei de por vida. Inclusive a cierto nivel se les aconseja “no
tener fotografías de sus seres queridos”.
– En su rito
de iniciación sus votos son ante una cruz sin Cristo, insulto a la Pasión de Nuestro Señor.
(Ellos dicen que es porque la es cruz del iniciado)
– Su codicia
es proverbial: valen más los más pudientes, porque de ellos ‘cosecharán más’.
Ocultan a los principiantes que una vez que han hecho los votos y a partir de
determinado momento, su sueldo no les pertenecerá, sino que irá en forma automática
al Opus Dei.
– Los miembros
son controlados hasta en lo que pueden leer, produciéndose un deterioro mental
debido a la estrechez de ideas en que se desenvuelven. Sin embargo se les hace
creer que son una élite superior… Es usual que se conviertan en individuos con
dificultades de desenvolvimiento social.
– A los
miembros se les dice que si abandonan el Opus Dei serán condenados. Un católico
sí puede dejar una orden e ir a otra: san Antonio de Padua primero fue agustino
y después franciscano.
– El teólogo
Urs von Balthazar dijo: ‘Sin duda, el Opus Dei es la más fuerte manifestación
integrista de poder en la
Iglesia … posee altos puestos en el gobierno, bancos,
editoriales, revistas, periódicos… Es innegable que el hecho de la fundación
del Opus Dei está marcado por el franquismo: ésta es la ley en la que ha sido
formado.’
– Un caso
extraño es que el Papa Juan Pablo II se arrodillaba ante la tumba de Escrivá.
¿Por qué lo hacía? ¿como resultado del lobby del Opus Dei? De acuerdo con el
protocolo pontificio un Papa sólo puede arrodillarse ante la tumba de un
cardenal.
– Esta secta
es, psicológicamente hablando, peligrosísima: abundan los casos de perturbación
psiquiátrica. Deforman la personalidad por desenvolverse en normas producto de
la mente enferma de Escrivá. El obispo Opus Dei Xavier Laurizaca, que prologó
el libro ‘Camino’ de Escrivá, terminó en un manicomio. El padre Arrupe pensaba que
el caso de Escrivá se inscribe dentro del sicoanálisis, pues a menudo afloraban
sus obsesiones sexuales. Carmen Tapia, ex-miembro y autora de ‘Tras el
Umbral-Una Vida en el Opus Dei’, refiere que Escrivá dijo sobre una miembro que
secretamente le trajo correspondencia: ‘ahora será azotada, bájenle la falda,
rompan sus calzones, y dénle en el culo’. Otro rasgo de megalomanía es que se
comparó con Cristo al reclutar doce colaboradores -como los doce apóstoles -
para empezar su ‘obra de Dios’ (Opus Dei), de la cual ha dicho que “es divina”.
Esto significa blasfemia, pues habla del producto de su perversa mente como si
fuera una obra de Dios.
Se debe tener siempre
presente que Escrivá de Balaguer fue un enfermo mental, cuya desquiciada
‘doctrina’ ha conducido a más de uno al manicomio o a la consulta psiquiátrica
(como es el ya conocido caso de Tudela)
En resumen,
obtuvieron reconocimiento del Vaticano porque pusieron por escrito sólo lo más
aceptable en sus constituciones y lo siniestro es manejado a modo de logia secreta.
Notas:
(1) Cilicio.-
Faja de cerda o cadena de hierro con puntas, que “para mortificación de la
carne” se usa ceñida al cuerpo.
(2) Otra muestra
de la violenta y perversa insania de Escrivá, en párrafo tomado del libro de María del Carmen Tapia: “Entonces, monseñor
Escrivá empezó a caminar de un lado a otro, muy agitado, muy irritado, rojo,
furioso, mientras me decía: –“Y no hables de la Obra ni de Roma con nadie. No nos indispongas con
tus padres, porque si yo me entero que hablas algo peyorativo de la Obra con alguien, yo, José
María Escrivá de Balaguer, que tengo la prensa mundial en mis manos -y decía
esto mientras con un gesto confirmaba con sus manos esta idea- te deshonraré
públicamente y tu nombre saldría en la primera página de todos los periódicos,
porque de eso me encargaría yo personalmente y sería tu deshonra ante los
hombres y ante tu propia familia! (…) Y mirándome de frente, con una ira espantosa,
moviendo los brazos hacia mí como si fuera a pegarme, agregó gritándome: “-Eres
una mala mujer. ¡Una pérfida mujer! ¡La Magdalena era una pecadora!, pero ¿tú? ¡¡¡Tú eres
una corruptora con tus inmoralidades e indecencias!!! ¡¡¡Eres corruptora!!! Lo sé
todo. ¡¡¡Todo!!! ¡Hasta lo del negro venezolano! ¡Eres terrible! ¡¡¡Te da por
los negros!!!”
"Sabe más
del mundo una carmelita descalza que un numerario del Opus”.
María del
Carmen Tapia, nacida en Cartagena hace 67 años, permaneció en el Opus como
numeraria entre 1948 y 1966, donde desempeñó cargos de relevancia y llegó a
trabajar directamente con el fundador.
Ahora ha
contado esos dieciocho años de su vida en un escabroso libro. Y recuerda lo que le
dijo Escrivá antes de dejar la organizacion: "Si yo me entero que dices
algo peyorativo de la Obra ,
yo, que tengo la red de prensa mundial en mis manos, te deshonraría
públicamente".
Una de las
partes más duras del relato de Carmen, católica convencida y de suaves modales,
se refiere a sus últimos meses en el Opus. Tras nueve años en Venezuela como
directora regional de la sección de mujeres, fue llamada a Roma por el
fundador. La situación fue especialmente tensa, y le llegaron a quitar su
documentación. Cuenta cómo sufrió varios meses de encierro e incomunicación
total en las dependencias del Opus con humillantes interrogatorios y cómo, cuando
pidió volver a Venezuela donde se había nacionalizado, oyó todo tipo de
insultos de la boca de un Escrivá furioso: "¡Eres una mala mujer, una
ruin, una hez!". "Me llamó de todo; puta y puerca. Pero nunca me
dijeron nada en concreto, o qué era lo que había hecho mal. El Opus ha usado
los mismos métodos que, cualquier secta o gobierno represor para mantener la
fidelidad a los principios de la institución: la amenaza junto con la
descalificación personal".
Tapia vive
desde 1989 en Santa Bárbara (California, EE UU), en cuya universidad trabaja,
reume el libro que le ha costado doce años escribir, como “la historia diaria
de una mujer dentro del Opus”. Cuenta que tuvo que a abandonar su trabajo en el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas para convertirse en una especie
de sirvienta que debía consultar cada paso que daba con sus superiores, y
someterse a la disciplina del cilicio dos horas diarias.
"Hay algo
en el libro en lo que nadie suele reparar y que es muy importante" aclara Carmen.
"La utilización de miembros del Opus, sin ellos saberlo, para sacar
divisas de España hacia Italia. Yo misma llevé en un viaje, en una faltriquera
que me habían dicho que no abriera, miles y miles de dólares". En el libro
(titulado Tras el umbral y que acaba de publicar Ediciones B) escribe:
"Cuando pienso en ello me doy cuenta de que crucé las fronteras de tres
países con aquel puñado de dinero sin saberlo. No es que me irrite solamente,
es que me espanta que el Opus Dei utilice a sus miembros como marionetas,
violando leyes internacionales".
Esta mujer,
que tiene actualmente nueve primos dentro del Opus, sigue confiando en la Iglesia : "Es que Dios
no tiene nada que ver con el Opus. Cuando entré, la Obra me pareció el camino por
el que Dios me llamaba a una vida de entrega. Cuando salí, y con la perspectiva
de los años, me intrigaba sociológicamente su significado. Me di cuenta de que
no es un culto, sino que encaja perfectamente en la definición de una secta que
practica el culto fanático al líder, a Escrivá de Balaguer, incluso en
vida".
Su declaración
obviamente no ha sido admitida en el proceso para la santificación de Josemaría
Escrivá, que culminará el próximo día 17 con la correspondiente ceremonia en
Roma.
Sobre el fundador,
Tapia cuenta distintas anécdotas: "Aunque decía que era “un siervo de Dios”
se estuvo labrando en todo momento una aureola de santidad. Nos repetía que “la
gente nos envidiaría por haber tenido la oportunidad de conocerle”. Sobre su
soberbia hay mil ejemplos. Aunque tuviera invitados importantes a comer nunca
permitía que sirvieran a nadie antes que a él. En todo caso, a la vez; para su
servicio tenía que haber dos doncellas".
Sobre los
modales de Escrivá detalla un episodio: el enfado con una numeraria de 21 años.
El fundador del Opus le gritó: "A ésa cójanla, levántenle las faldas,
bájenle las bragas y denla en el culo, ¡en el culo, hasta que hable! ¡Háganla
hablar!"
Un santo varón,
pleno de misericordia…
Hay cada personajes!!! Este hombre poco le falto para decir que era la encarnación de Dios. Se ve que eso de que el vivo vive del bobo no es de ahora...
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