“La biografía
de don Alfonso XIII está todavía oscurecida por la pasión”
FERNANDO
DÍAZ-PLAJA
Alfonso XIII
fue un rey borbón, fumador y putero que hacía trampas en las apuestas de los
galgos y tenía halitosis; y el barman Emile del Hotel París de Montecarlo le
puso su nombre a un cóctel hecho con ginebra y Dubonnet. Alfonso XIII financió
pelis porno, con putas del barrio chino de Barcelona que eran medio pandorgas y
bigotudas, y fue buen tirador de pichón y de pájara.
Por lo demás,
era prognato, su labio inferior obedecía a la gravedad, le barruntaba el hocico
y tendía a perder los dientes. Lo que le gustaba era hacer bastardos con las
suripantas, jugar mal al bridge y ponerse uniformes de coracero como si fuera
el káiser Guillermo mandando tropas en una guerra bonita y colonial.
Alfonso XIII
tuvo su guerra colonial en el moro, pero no le salió bonita porque se le llenó
de muertos capaos y se la protestaron en casa, y cuando los quintos morían en
los blocaos del Rif, él estaba en las playas de Deauville jodiendo modistas.
Apreció, sin
embargo, que le dijeran el Africano como a Escipión, igual porque le pareció
postizo de reconquista en comparación con el Piernitas, que era como le llamaba
el popular por enclenque.
Su madre María
Cristina que te quiere gobernar le decía Bubi, que tampoco es nombre de Miura.
Alfonso XIII instituyó, en cambio, la campechanía borbónica y pensó que reinar
era bajar al castizo, comerse un cocido con un simple y contarle dos chistes
verdes, pero juraba la constitución por la mañana y por la tarde consentía la
dictadura de Primo de Rivera. Al rey Manuel II de Portugal le aconsejó salir en
los ecos de sociedad y meterse a sus súbditos en el bolsillo, porque “en
nuestros reinos no se reina por la tradición, sino por la simpatía y los actos
personales del soberano”.
Alfonso XIII fue simpático de oficio, pero sus actos
personales eran los de un señorito un poco calavera que salía de noche al cañí
a rendir una juerga de peleón y putas, y esencialmente se conducía con el
sentido de la superioridad natural de quien ha sido rey desde la niñez.
Gregorio
Marañón dijo que era “un botarate educado entre faldas y sotanas” y le vio
hacer apuestas de mil duros por disparo en el tiro al pichón. Una tarde ganó
sesenta mil pesetas porque no era mal tirador y en una cacería en Santa Cruz de
Mudela, en Ciudad Real, cobró 450 perdices, 130 conejos y 40 liebres.
Alfonso XIII
fue a buscarse novia al extranjero y le arreglaron una cita con la princesa
Patricia de Connaught, que le rechazó por feo (según el historiador Juan
Balansó) y porque le apestaba el pico a retrete por la halitosis, así que el
rey se trajo a casa a Victoria Eugenia de Battenberg de trofeo de consolación,
que era pechugona y rubia. La casó y le atinó siete aciertos que culminaron con
irregular suerte: casi no perpetuó la estirpe porque le salieron dos hijos
hemofílicos y uno sordo, pero enseguida le perdió el interés y se puso a
merendar fuera de casa. Dejó preñadas a dos institutrices de los infantes, una
de ellas era escocesa que sabía tocar el piano, y tuvo dos hijos con la actriz
Carmen Ruiz Moragas y otro con Mélanie de Vilmorin que cuando creció se hizo
botánico. Carmen Ruiz
Moragas debutó en el María Guerrero y estuvo casada seis meses con el torero
Rodolfo Gaona, el Califa de León, y el rey le puso un chalet en la avenida del
Valle. La leyenda quiere que cuando murió en 1936 de cáncer de útero, se untó
los labios de canela y el rey se los besó como el príncipe necrófilo de la Bella Durmiente ,
pero para entonces ya estaba casada con el periodista comunista Juan Chabás y
se había hecho republicana.
El rey brioso adornó su lista de queridas con
abundamiento, y pudo presumir entretenimientos con Celia Gámez y con la Bella Otero , con la
marquesa de Craymayel, con Beatriz de Sajonia-Coburgo, con la viuda del duque
de Fernán-Núñez y con la bailarina Carmen de Faya que en un concurso hípico en
San Sebastián le regaló sus zapatos de raso en un arranque de fetichismo, y él
le devolvió flores.
Cuando se iba
de putas usaba el nombre de Monsieur Lamy y le gustaban merinas y a medio lavar,
y encomendó al conde de Romanones la misión de encargarles a los hermanos
Baños, propietarios de la productora Royal Films, el rodaje de pelis porno con
rameras del barrio chino de Barcelona que salían enseñando los parruses
selváticos y sin peinar y tocándoles la flauta a un cura. El clero debió
apreciarlas en todo caso, porque tres de ellas (las películas, no las golfas)
aparecieron sesenta años después en el monasterio de Moncada y hoy se conservan
en la Filmoteca
Valenciana.
En 1929 se
mezcló en un asunto feo de galgos y mangantes y engordó la cartera con sus
acciones de la sociedad la
Liebre Mecánica , que recibía los réditos de las apuestas de
las carreras de galgos organizadas por el Club Deportivo Galguero Español, una
sociedad sin ánimo de lucro cuyos beneficios debían ir al fomento del galgo
español y a la beneficencia, en vez de al bolsillo de los jetas.
Cuando se
proclamó la República
en 1931, el rey quemó su colección de fotos de chavalas en cueros, dejó a la
familia en la cama recibiendo pedradas y guardada por veinticinco alabarderos,
y se escapó del Palacio Real por una puerta de retaguardia que daba al Campo
del Moro. Se montó en un Hispano Suiza y llegó a Cartagena, se embarcó en el
“Príncipe Alfonso” al mando del capitán Manuel Fernández Piña y puso rumbo a
Marsella, donde llegó a las tres de la mañana y se quejó de que estuviesen
cerradas las casas de putas.
Valle Inclán
dijo que el pueblo le echó por ladrón.
Alfonso XIII
hizo un exilio decadente de hoteles, casinos, safaris en Sudán y viajes a
Hollywood con Douglas Fairbanks, al que le pidió que le presentase a Fatty Arbuckle,
su cómico favorito, y cuando le dijo que "no era una compañía conveniente desde
que se le había muerto una corista de una peritonitis provocada por la
introducción de una botella de champán por la escotilla", él le contestó que "eso le
podía haber pasado a cualquiera".
Encontró que
el exilio engordaba, y la libertad le pareció una lata porque tenía que bajar a
por el periódico. Se compró un Bugatti y lo guiaba a ciento veinte por hora -en
Viena mató a un peatón- y se apostaba cien libras por mano en las mesas de
Deauville jugando al chemin, una variante del bacará.
Murió el 28 de
febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma de una angina de pecho, atendido por
el doctor Frugoni y por sor Inés -una monja navarra del valle de Echauri-
abrazado al manto de la Virgen
del Pilar y diciendo según unos: “¡Dios mío, España!”, y según otros, pidiendo
agua fría.
Baroja le
encontró "esencialmente cursi" y dijo que "tenía los gustos de un señorito de la
burguesía", y que "sus andanzas de colchón no tenían mérito porque eran facilísimas
por su posición de sultán", y que “anduvo con una cupletista tonta, que en Cuba,
según dicen, estuvo liada hasta con los negros”. La inclusión de los negros
cimarrones en la ecuación de don Pío igual le confundió, tenía en la cabeza al
príncipe Alfonso de Borbón y Battenberg, el primogénito del rey, que renunció a
sus derechos sucesorios para casarse con la cubana Edelmira Sampedro a la que
le decían la Puchunga y de la que se divorció para reincidir en el Caribe y volverse a casar con la
modelo Marta Rocafort, natural de La
Habana con la que solo duró seis meses. Don Alfonso se
consoló en Miami con una cigarrera de un boliche de alterne que se llamaba
Mildred Gaydon y le decían la
Alegre , a la que pidió un casorio que no llegó a celebrar
porque se mató, el pobre, estampándose en el coche contra una cabina.
MARTÍN OLMOS
CÓCTEL ALFONSO XIII
◦ Ginebra 1oz.
◦ Dubonnet 2 oz.
◦ Angostura, un dash.
◦ Espiral de cáscara de limón.
Preparación y presentación: Se realiza en coctelera. Poner varios hielos en la coctelera, añadir los ingredientes y agitar. Servir en copa de cóctel previamente fría y decorar con una espiral de limón en el interior.
El Rey don Alfonso falleció un 28 de febrero de 1941 en Roma.Quiso el caprichoso destino que justo un mes más tarde una bomba alemana cayese sobre el hotel de París de Montecarlo y matase al barman Emile. Esta noticia tuvo en España más repercusión que la propia muerte del monarca.
CÓCTEL ALFONSO XIII
◦ Ginebra 1oz.
◦ Dubonnet 2 oz.
◦ Angostura, un dash.
◦ Espiral de cáscara de limón.
Preparación y presentación: Se realiza en coctelera. Poner varios hielos en la coctelera, añadir los ingredientes y agitar. Servir en copa de cóctel previamente fría y decorar con una espiral de limón en el interior.
El Rey don Alfonso falleció un 28 de febrero de 1941 en Roma.Quiso el caprichoso destino que justo un mes más tarde una bomba alemana cayese sobre el hotel de París de Montecarlo y matase al barman Emile. Esta noticia tuvo en España más repercusión que la propia muerte del monarca.
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